lunes, 13 de enero de 2014

EL TABU DE LA MASTRUBACION FEMENINA



Existe un fuerte  tabú en lo referente a la masturbación femenina en comparación con lo extendida, aceptada y visible que resulta la masturbación masculina, sobre la que los hombres hablan, sin apenas sonrojo, delante de casi todo tipo de audiencias. Incluso no presenta un espacio amplio en el lenguaje coloquial en comparación de los múltiples términos para referirnos a la masturbación masculina.

Es más, a las propias mujeres les cuesta reconocer que lo practican o que alguna vez se han masturbado, incluso entre ellas. De manera que no se habla sobre ello abiertamente y en vez de centrarse en cómo hacerlo o la incidencia que puede tener dentro de una relación se tiende a hablar sobre los juguetes que existen para hacerlo, pero sin abordar directamente el tema en cuestión, siendo difícil hablar de ello debido al lenguaje limitado.

Entre las razones por las que ocurre esto es porque a las mujeres les da más vergüenza hablar sobre su intimidad, quizás porque en la cultura judeocristiana se ha castigado que la mujer experimentara placer, pues su función era traer niños al mundo y practicar sexo con la única finalidad de disfrutar. Y la masturbación femenina, por consecuencia, era castigada.

Incluso biológicamente la mujer presenta un problema que ha dificultado el desarrollo pleno de su sexualidad ya que sus genitales se encuentran ocultos y no los explora desde la infancia y cuando lo hacen se las regaña. A diferencia de los niños que cuando juegan con su pene se ve algo normal.

La masturbación femenina nos ayuda a conocernos mejor a nosotras mismas y a disfrutar de la sexualidad individual y en pareja, ya que muchas mujeres esperan que su pareja descubra lo que les produce placer, y es un error pues nunca van a ser tan eficaces en la búsqueda como una mujer consigo misma (así cuando esté en compañía sabrá lo que quiere y podrá pedirlo, haciendo el sexo más placentero). Además no solo nos ayuda en el tema de la sexualidad, sino que ayuda a fortalecer el suelo pélvico previniendo posibles problemas de pérdidas de orina, haciendo que las primeras contracciones del parto sean más eficaces, ayudando a dormir mejor e incluso alivia los dolores menstruales.

Lo bueno es que cuando se empiezan a hablar de los tabúes dejan de serlo, por ello hay que aprender a eliminar las limitaciones pues la masturbación femenina es algo tan natura y tan beneficioso como la masturbación masculina y no debe verse como algo negativo.

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