Existe un fuerte
tabú en lo referente a la masturbación femenina en comparación con lo
extendida, aceptada y visible que resulta la masturbación masculina, sobre la
que los hombres hablan, sin apenas sonrojo, delante de casi todo tipo de
audiencias. Incluso no presenta un espacio amplio en el lenguaje coloquial en
comparación de los múltiples términos para referirnos a la masturbación
masculina.
Es más, a las propias mujeres les cuesta
reconocer que lo practican o que alguna vez se han masturbado, incluso entre
ellas. De manera que no se habla sobre ello abiertamente y en vez de centrarse
en cómo hacerlo o la incidencia que puede tener dentro de una relación se
tiende a hablar sobre los juguetes que existen para hacerlo, pero sin abordar
directamente el tema en cuestión, siendo difícil hablar de ello debido al
lenguaje limitado.
Entre las razones por las que ocurre esto es porque
a las mujeres les da más vergüenza hablar sobre su intimidad, quizás porque en
la cultura judeocristiana se ha castigado que la mujer experimentara placer,
pues su función era traer niños al mundo y practicar sexo con la única
finalidad de disfrutar. Y la masturbación femenina, por consecuencia, era
castigada.
Incluso biológicamente la mujer presenta un
problema que ha dificultado el desarrollo pleno de su sexualidad ya que sus
genitales se encuentran ocultos y no los explora desde la infancia y cuando lo
hacen se las regaña. A diferencia de los niños que cuando juegan con su pene se
ve algo normal.
La masturbación femenina nos ayuda a conocernos
mejor a nosotras mismas y a disfrutar de la sexualidad individual y en pareja,
ya que muchas mujeres esperan que su pareja descubra lo que les produce placer,
y es un error pues nunca van a ser tan eficaces en la búsqueda como una mujer
consigo misma (así cuando esté en compañía sabrá lo que quiere y podrá pedirlo,
haciendo el sexo más placentero). Además no solo nos ayuda en el tema de la
sexualidad, sino que ayuda a fortalecer el suelo pélvico previniendo posibles
problemas de pérdidas de orina, haciendo que las primeras contracciones del
parto sean más eficaces, ayudando a dormir mejor e incluso alivia los dolores
menstruales.
Lo bueno es que cuando se empiezan a hablar de
los tabúes dejan de serlo, por ello hay que aprender a eliminar las
limitaciones pues la masturbación femenina es algo tan natura y tan beneficioso
como la masturbación masculina y no debe verse como algo negativo.
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