En
la Grecia antigua, era habitual saber que un adolescente era amante de
un hombre adulto, que se encargaba de su educación política, social,
científica y moral, y no tanto conocer un romance entre dos hombre
adultos. Sin embargo, la homosexualidad en la mujer no estaba bien vista
en ninguno de los casos, ya que la máxima de esta sociedad era que la
mujer era para la reproducción y el hombre para le placer. Se mantenía
la relación íntima con la mujer con el fin de perpetuar la especia, pero
para la búsqueda del placer estaba el hombre, que era un ser más
perfecto.
En
la antigua Roma, algunos autores como Tácito o Suetonio, consideraban
la homosexualidad como una signo de degeneración moral y de decadencia
cívica. Así, era relativamente frecuente que un hombre penetrara a un
esclavo o a un joven mientras que lo contrario era una desgracia.
Durante
la Edad Media la persecución de la homosexualidad por la iglesia fue
constante. Algunos casos más conocidos son los de los Templarios,
acusados de prácticas homosexuales y heréticas.
Entre
los siglos V y XVIII, la tortura y la pena capital, generalmente en la
hoguera, eran los suplicios a los que se condenaba en la mayoría de
Europa a los homosexuales. Dicha persecución era llevada a cabo en gran
parte por la Santa Inquisición de la Iglesia Católica.
Actualmente
es un tema a debate, todavía hoy la homosexualidad está perseguida y
castigada en 80 países, con diferentes grados de penas. La legislación
de Nigaragua castiga esta orientación sexual y en Panamá se penaliza la
práctica de la sodomía con cárcel. En otros países hay discriminación a
la hora de ingresar en el ejército, formar parte de un partido
político...
Hoy
en día, no haya elementos para establecer un origen genético, la
homosexualidad es biológica, congénita y natural, es decir, es un rasgo
biológico que aparece en todas las sociedades y en todas las épocas;
además de un hecho habitual dentro del reino animal, habiendo sido
registrado en más de 1.500 especies, con perros, gatos, loros e incluso
pulpo, entre ellos. Muchos de los animales son bisexuales aunque algunos
son exclusivamente homosexuales... Entonces ¿Por qué aún hay personas
que se siguen llevando las manos a la cabeza, ante algo natural?
Olga García
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