El sadomasoquismo es una práctica sexual entre alguien que siente excitación humillando y maltratando y otra a la que le gusta ser vejada. Dentro de este término se engloban una gran cantidad de prácticas. Estas prácticas pueden ser más o menos extremas en función de los gustos de los participantes.
¿Es una práctica sexual sana? Está claro que hoy por hoy está poco aceptada por la sociedad, y que también es una disciplina que atrae a los más diversos pricópatas, timadores dispuestos a aprovecharse de la otra persona. Algunos practicantes son extremadamente violentos y tienden a no distinguir la fantasía de la realidad, lo que claramente les califica como sujetos peligrosos. Sin embargo también puede practicarse de manera inofensiva y placentera. Miles de personas lo hacen en todo el mundo disfrutando y sin perjudicar a nadie. La clave para practicar sanamente el sadomasoquismo reside en tres puntos:
- Practícalo siempre con personas de absoluta confianza. Hay que conocer muy bien al otro y sus fantasías sexuales antes de dejarse hacer nada.
- Antes de iniciar un sesión se deben pactar los límites.
- Negociar un palabra clave. El esclavo pronunciará está palabra cuando ya no pueda aguantar el dolor o la vejación y la sesión se dará por terminada.
Las prácticas más corrientes son:
- Spanking: Azotar al sumiso
- Bondage: Atar al persona que ejerce de sumiso
- Insultos
- Pinzas
- Feminización: Se obliga la sumiso a vestirse de mujer
- Sodomización masculina
- Cera caliente.
En suma, con un poco de cuidado, y sentido común, se puede llegar a tener relaciones sadomaso realmente satisfactorias. Y recuerda, gran parte de la excitación proviene de la estética, y es que el cuero y el látex pueden llegar a ser muy sugerentes.
Antonio García
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